Cuando pierdes las palabras

Hay personas que pierden la sonrisa, otras pierden la fe o la ilusión. Puedes perder muchas cosas en la vida, cosas que, aunque las pierdas sabes que algún día y sin esfuerzo volverán a encontrarte. Pero, ¿qué haces cuando pierdes lo único que te define? Sí, cuando sabes que lo único que brilla en tu interior se está escapando y no logras atraparlo. Lo ves irse, a cámara lenta, igual que cuando algo se te cae de las manos sin ninguna razón más allá de tu torpeza. Lo ves descolgarse de tus dedos, inútiles, e intentas moverte y atraparlo pero sabes que no lo vas a lograr porque, aunque tú lo ves pasar lentamente, sabes que está ocurriendo a toda prisa.

Las personas abrimos nuestro corazón de formas muy diferentes. Siempre he creído que el arte, más que buscar la belleza, busca sacar lo que hay dentro de nosotros y que no logramos entender. Hay gente muy afortunada que es capaz de definir quién es o qué siente simplemente trazando líneas en un papel, o utilizando una cámara para que veamos lo que ellos ven. Me fascina, creo que desde siempre, el poder que tienen algunos para hacerte llorar con una canción, con una película, con un libro. Eso es arte. Lograr que te identifiques tanto con una escena, un dibujo o unos versos, tanto que sientas que lo han hecho para ti.

¿Qué haces cuando tu arma son tus palabras y las pierdes? Cuando esa persona que siempre te ha inspirado, que siempre te ha hecho llenar tu corazón mientras le escribías o incluso llorar a lágrima viva cuando necesitabas decirle algo; cuando esa persona ya no escucha. Lo único que puedes hacer es sentarte a ver cómo tus palabras van perdiendo fuerza y desapareciendo frente a tus ojos, cómo se van derritiendo en un día de verano y emborronando todo aquello que creías poder sacar de ti. ¿Cómo vas a expresarte ahora? ¿Cómo vas a sacar lo que no logras entender?

Sencillamente se acabó, se acabó todo lo que podías ofrecer. Ya no esperas nada, ni de nadie ni de ti mismo.