Eres aire
Léeme los labios cuando hablo
respira hondo, fuerte, profundo
y háblame de aquel verano.
Llévame a donde nadie pudo,
donde pueda sentirme segura
o, al menos, comparta mi locura.
Déjame acostumbrarme a tu olor
y saborearlo cada día, cada noche
intentando guardar tu perfume sin derramarlo;
porque no existe otro miedo que el de perderte
ni hay en mí más ansia que la de amarte
como nadie ha hecho, quizá, o mejor
o, tal vez, peor que nadie, pero a mi manera.
Permíteme decirte, en silencio, que eres aire.